Si alguna vez has tenido RESACA, sabrás que sus síntomas incluyen sentirte fatigado y débil; despertarte con la boca seca y una sed exagerada; tener dolores de cabeza, dolor de estómago y dolores musculares; notar mareos o la sensación de que todo te da vueltas, llegando incluso a sentir náuseas y/o vómitos; sentirte irritable y notar mayor sensibilidad a la luz y al sonido; y ser totalmente incapaz de concentrarte.
