El hombre estaba en la calle hablando por teléfono cuando se le acercó el animal salvaje que en el mismo instante inició la caza. La persecución llegó a su fin solo con la repentina llegada de un autobús que atropelló a la osa.

Resultó que el animal había huido de su jaula en el territorio de uno de los hoteles de la ciudad, donde su tarea era entretener a los huéspedes junto con otra osa. Dio un buen paseo disfrutando de la vida urbana, para el asombro de los residentes locales, pero no hirió a nadie, según las autoridades.

Cuando el dueño de la osa se enteró de que había escapado, dio permiso para matarla, pero gracias a las numerosas llamadas de los residentes de Nizhnevártovsk que pedían dejar al animal con vida, las autoridades decidieron que la osa viva. Detallaron, además, que el animal no sufrió lesiones graves por el choque con el autobús.